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miércoles, 1 de diciembre de 2010

El cuadernito de Vera.

Martes 30 de Noviembre de 2010.

Vera es la pediatra que yo elegí para que atendiera a mi hijo desde el día en que nació.
Su primer requisito es que debemos de comprar un cuaderno y llevarlo todas las veces que vayamos con la criatura a su control, si viajamos o si lo atendiera otro profesional.
Eso está bueno porque es una historia clínica ambulante de nuestros hijos, y de paso ella no se saltea detalle si no llegara a estar en caso de necesitarla.
Así es que si vemos caminando una mujer por la calle Saavedra, no se nos ocurriría pensar  que va a la escuela, no... es una madre que va a lo de Vera.
Cuando uno llega a la sala de espera de su consultorio, allí se van a encontrar con 5 ó 10 personas más, con su cuadernito en el regazo, nerviosas por la espera, pero... no van a entrar a rendir, no... están esperando a que Vera le haga un huequito para poder ver los estudios de su hijo.

Esta mujer, se merece un monumento, por su dedicación a su trabajo, pero por sobre todas las cosas por su paciencia... porque  tiene a mi retoño de paciente y él no es culpable de haberle tocado una madre como yo.
Y... no sé cuál es el motivo, pero cuando más nerviosa me pongo, es cuando se me da por hacer chistes, como anoche, que después de haberle tomado la temperatura al gordito le mandé el siguiente mensaje de texto:
-"Atento Pekerman!!... Gordito con 38° de fiebre!. Dí Termofrén, espero baño y en horas más doy Ibupirac. Me copia?. La madre más rompe bolas que hay informando desde Torre de Control".
- ¡Qué loca que sos!. Está mejor?.
- "X ahora sí. Si el agua sube pongo motor en marcha y te lo llevo mañana. Mi intuición de madre me dice que debido a los cambios climáticos pueden ser anginas. Mantendré informada".
- Ok. espero. Besos.

La pobre doctora debería tener gente para atender hasta las 12 de la noche, como todos los días, pero así y todo y se tomó su tiempo para contestarme. (Esas son las cosas que admiro de ella y que me dan seguridad, porque no me dejó nunca "en banda").
Ni hablar cuando lo llevo a control de niño sano: lo mide, lo pesa, lo revisa desde la cabeza, pito, bolitas, dedos de las manos y pies uno por uno, etc. Tiene los equipos más modernos que existen en el mercado, que los trae de sus cursos en el exterior. El estetoscopio que le permite escuchar el mínimo ruidito en los pulmones, la baquita de San Antonio para mirarle la garganta, el brochecito que le pone en el dedo para tomarle la presión, un aparato que es como un lector de código de barras, que al mínimo roce con la frente ya le marca si tiene fiebre o no... y así sucesivamente.
"¿Para las madres... no tenés algunos de esos aparatos, pero un poco más grande?"
Sonrojándose, me dice que no!!
Ufaa!!, veníamos tan bien!!!

Al medio día volví a mensajearle:
- "Parte diario - amaneció sin fiebre pero con un terrible resfrío. Harto congestionado el güevoncito!! Nebulizaré. Inf. Madre rompe bolas."

Por la tarde ya hablamos vía telefónica. Me pidió que igual lo quiere ver mañana antes de la 1 de la tarde.

El gordito duerme, sin nebulizar porque me dijo que le pusiera Ipersol (soluc. fisiológica), respira tranquilo, no tiene fiebre... yo estoy empezando a relajarme, ya preparé el cuadernito para cuando salga del trabajo al medio día ir a clases llevarlo y que quede asentado éste nuevo episodio de "vaya a saber qué es ó puede estar incubando".

Ojalá hubiera más profesionales como ella!.
Gracias Vera por aguantarme, por contenerme, por curar a mi hijo.


Su-Saraza



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