Lunes 20 de Diciembre de 2010.
Eran las 10 de la noche y a mi hijo no había manera de convencerlo para que se vaya a dormir. Quería bañarlo antes y tenía miedo de que llorara cuando me viera salir.
Así que me bañé yo, me cambié y mientras él miraba los dibu me fui a saludarlo. Me abrazó, nos besamos y ésta fue nuestra charla:
- Mmmm qué dico hueles!!!!
- Gracias, amor. ¿te gusta?
- Sí, ése olor me tae tannntos recuedos!!!
- ¡No me digas!! ¿y a qué te trae recuerdos?
- Y... a cuando vamo a la casa de mis pimitas!!
(es el perfume que uso solamente cuando tengo alguna ocasión importante).
- Bueno, gordito, mamá se va, pero te va a estar llamando, si vos tenés ganas de hablar conmigo, le pedís a la abuela que me avise y enseguida te llamo. ¿Sabés?.
- Sí, vo anda tanquila, que la abuela me cuida y yo me poto bien.
Salí apurada para la terminal mientras él me saludaba con la manito desde la vereda.
Ni bien el colectivo agarró la ruta me entró una especie de temor... tenía miedo de despertarme y estar de nuevo en mi otra vida, donde no existía mi solcito y estaba llena de soledad. Sumado a los nervios de conocer a quién admiro desde hace tiempo y a los consejos de mi entorno "no te ilusiones tanto, la gente famosa es una cosa frente al público y después resultan otra... anda preparada".
Era una suma de sensaciones raras que me hormigueaban el estómago.
Cerré los ojos desendo estar ya en Bs. As. pero el frío del aire acondicionado me despertaba continuamente.
Su-Saraza
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